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lunes, 23 de septiembre de 2013

El barbo y el carpfishing.


Cuando sale a relucir el término “Carpfishing” enseguida relacionamos esta palabra con la pesca de carpas, adhiriéndonos a lo que el propio anglicismo significa, pero no debemos olvidarnos de otros ciprínidos accesibles desde este tipo de pesca, y en especial un pez muy importante en esta modalidad: el barbo.
El barbo se distribuye a lo largo de Europa occidental y central, incluido el valle del Danubio. No habita en Escandinavia, Dinamarca e Irlanda.
El barbo es pues, un pez autóctono que habita en nuestro país desde siempre, no así como la carpa, que no olvidemos que fue introducida hace mucho tiempo; a pesar de ser el barbo un pez originario de la península, hoy en día, son muchos los lugares en los que este pez ha ido  desapareciendo, siendo el principal problema la contaminación en nuestros ríos o embalses, la competencia de especies foráneas y la pérdida de su hábitat original. En nuestras aguas, habitan diferentes subespecies: Barbus comizo (comizo), Barbus bocagei (común), Barbus sclateri (gitano), Barbus microcephalus (cabecicorto), Barbus meridionalis (barbo de montaña),  Barbus haasi (colirrojo), Barbus guiraonis (mediterraneo), Barbus graellsii (barbo de Graells) , existiendo además una gran población de barbos híbridos ; por desgracia, una de las poblaciones más escasas es la del comizo ,barbo que suele alcanzar las mayores tallas y supone un excelente trofeo para el carpista, aunque en ciertas zonas sigue habiendo una buena población de ellos.
El barbo es un ciprínido largo y esbelto, de forma casi cilíndrica, con el vientre plano, cubierto de escamas de pequeños tamaños y muy pegadas a la piel, de hocico largo que utiliza para absorber la comida, posee unos labios gruesos, carnosos y presenta cuatro barbillones. Es omnívoro.
Su desove es muy conocido y característico en primavera, remontando los ríos y arroyos, en busca de zonas de grava poco profundas para realizar sus puestas.
Dejando estos temas aparte, nos centraremos en lo que a su pesca se refiere.
Localización.
El barbo, por norma general, habita en tramos de corriente moderada (aunque alguna subespecie también se encuentra en zonas de fuerte corriente y/o montaña), aunque han llegado a adaptarse a vivir en embalses y lagunas. Normalmente prefieren los fondos de grava o arena, aunque tampoco es extraño capturarlos cerca de zonas de algas o con estructuras rocosas que se sirven de cazadero, pues recordemos que es un pez omnívoro y también desempeña actividades predatorias (en especial el comizo); también es factible su pesca en zonas de ligero cieno.
Si queremos realizar una sesión dedicada a este ciprínido lo primero que haremos será buscar un lugar con una buena población de esta especie. Los grandes ejemplares de esta especie suelen  estar más activos en invierno, siendo un momento muy propicio para dedicarnos a su pesca;  además la carpa suele reducir mucho su actividad en esas fechas, por lo que los barbos entraran a los cebaderos sin ser molestados por ellas (hay que destacar que el barbo, es por norma general un ciprínido mas asustadizo y cauteloso que su prima la carpa), aún así, no debemos olvidarnos de su pesca en verano… ¡pues también tiene que alimentarse!.
Sus horas de mayor actividad es sin duda durante la noche, la mayoría de los ejemplares grandes  que hemos capturado ha sido por la noche, aunque también es muy buen momento el atardecer; es por ello también, que el invierno, al tener menos horas de luz, sea un momento idóneo para la captura del barbo.
El cebo.
Normalmente suelen optar por sabores salados, y debería ser nuestra primera opción, tanto en base de pescado como cárnicos, eso sí, no deberemos escatimar en la calidad y naturalidad de sus ingredientes (nosotros estamos utilizando para su pesca el boilie K12 de Vital Baits, con muy buenos resultados).
El pellet es un buen cebo para este pez, hemos pescado zonas que lo toman sin problemas, siendo el cebo “estrella”,  pero en cambio otros escenarios  que no lo quieren ni ver y lo ignoran por completo, es cuestión de probar…
Otras alternativas , además de los cebos naturales (cangrejos, pez muerto, lombriz, camarones etc…) y los específicos para el carpfishing (boilies, pellets, masillas, etc…) pueden ser el queso o incluso el magro de cerdo en conserva o las comunes salchichas de frankfurt, todos en forma de taco ensartados en el hair (un excelente método de cebado con queso, aunque algo laborioso,  para su posterior utilización en postura, consiste en la recogida de piedras planas de la orilla a pescar, sobre las que verteremos queso fundido, de forma que al enfriase recubra la piedra; posteriormente arrojaremos estas piedras al pesquil. Los barbos se verán atraídos por estas piedras, intentando levantar la capa adherida a las mismas, permaneciendo en nuestro pesquil mientras desarrollamos nuestras jornadas de pesca. También es factible recubrir nuestro plomo con este queso fundido). Otros cebos que nos pueden dar resultado son los frutos silvestres de la zona, higos, moras, etc…, e incluso un bait mesh confeccionado con aceitunas maduras recogidas en una zona de olivos, puede darte una grata sorpresa.
Hay que tener en cuenta que su pesca es muy diferente en rio y en embalse.
- Su pesca en ríos:
Nuestra experiencia es que en el rio no se mueve demasiado en zonas paradas, todo lo contrario, suelen optar por zonas de corriente y aguas oxigenadas. Como puede ser el cauce donde hay una corriente importante. También suelen ser zonas productivas los márgenes donde encuentra refugio y alimento incluso a poca profundidad.
En cuanto a cebos los barbos de rio (sobre todo los poco pescados) suelen ser muy caprichosos, siendo muy difícil hacerles entrar al boilie, y es que pensémoslo, ese cebo redondo, con ese olor tan extraño, un pez que no lo haya visto nunca será complicado que lo incorpore a su dieta de forma natural. Si queremos pescarlo con este cebo nos costara algo más, deberemos hacer un buen cebadero periódico mezclando boilies, semillas, pellet y comida natural hasta que poco a poco lo acepten, o no, ¿quién sabe?...
En estos lugares lo mejor es optar por cebos naturales: pez muerto (boga, alburno, minitalla…), la típica lombriz, quisquillas, camarones, cangrejos,… no debe de asustarnos el tamaño del cebo de postura, por ejemplo, en el caso del cangrejo, no debemos tener miedo a meterlo entero (pinzas incluidas) pues con la “trompeta” de este pez no tendrá problemas en absorberlo.
El cebado, es un tema muy complicado, lo primero no existe un cebadero para barbos, si en las aguas que pescamos tenemos carpas, éstas entrarán a comer seguramente mucho antes que nuestro "objetivo”, ya que estos peces son muy recelosos, normalmente no suelen entrar a comer al cebadero y si lo hacen, no permanecen en él durante mucho tiempo, dedicándose  a entrar y salir continuamente, alimentándose en la periferia del mismo, lo más alejado posible de la vorágine alimentaria que producen las carpas.
Una buena opción es pescar con varias cañas fuera de nuestro cebadero y mucho mejor si lo hacemos utilizando montajes lo más discretos posibles (una muy buena opción es el fluorocarbono).
No debemos olvidarnos de las semillas, aunque creamos que no es su cebo favorito hay zonas que las toman y muy bien… (no hace mucho un barbo nos dejó en el saco de retención un buen puñado de cascaritas de maíz…) hay que tener en cuenta la fuerza de la corriente, tanto a la hora del cebado, como en la presentación de nuestra postura, ya que con fuerte corriente, cebado y postura se verán desplazados de la zona elegida.
- Su pesca en embalses:
En estas circunstancias, el barbo presenta un comportamiento más parecido al de nuestras amigas las carpas; también decir que depende del embalse, pero normalmente suele ser así.
Su actividad depende mucho de la oxigenación del agua, un periodo de fuerte viento o una tormenta repentina, oxigena el agua y activa sus ganas de alimentarse.
Pueden estar en grandes profundidades tanto en invierno como en verano, así que puede ser una opción buscarlos en los embalses a muchos metros, no es una locura pescar a 20 metros.
En estos lugares si podremos tentarlos con nuestros boilies y pellets ya que seguramente hayan caído gran cantidad de ellos en sus aguas y el pez se habrá acostumbrado a estos cebos; en estos escenarios más pescados, puede darnos fruto cambiar de estrategia, apartar los boilies salados y probar boilies dulces (el aroma de fresa suele dar buenos resultados), o incluso bolies en mezcla salada-dulce, realizados en base de harinas de pescado aderezados con un aroma afrutado (una excelente opción es el O-ro de Vital).  Si no responden a este tipo de cebos volveremos a recurrir a la pesca con cebos más naturales, como hemos comentado en su pesca en río.
En el cebadero, por lo tanto, podremos meter nuestros cebos favoritos, boilies, pellets, etc…, teniendo en cuenta que si en la zona también tenemos carpas pequeñas, evitaremos las semillas, engodos y demás, ya que se nos meterían en el cebadero y no es nuestro objetivo.
Montajes:
Como hemos dicho anteriormente, son peces muy recelosos y cautelosos…
Utilizaremos los montajes más discretos que nos sean posibles, pero si tenemos enganches en la zona, nos veremos obligados a pescar con materiales más fuertes, ya que el barbo es un pez muy bravo con una primera carrera rápida y potente, que no dudará en buscar refugio en zona de  enganches; después de esta impresionante “carrera” deberemos estar muy atentos, puede aparentar rendirse o puede venir a toda velocidad a nuestra orilla y allí sorprendernos con alguna que otra alocada embestida.
Al alimentarse el barbo absorbe y expulsa mucha cantidad de agua y con más fuerza que la carpa, sabiendo esto deberemos adaptarnos,  modificando ligeramente nuestros montajes.
Lo más conveniente son utilizar montajes rígidos y anzuelos amplios que sean más difícil de expulsar. Contradictoriamente a pesar de lo recelosos que son,  les gustan los cebos grandes de postura y nuestro montaje preferido es un doble boilie, con él hemos tenido más y mejores capturas. Los bajos deben ser algo más largos de lo normal, salvo cuando pesquemos con cebo natural ya que puede ser ingerido de forma muy profunda con el correspondiente problema.
La magia del Comizo.
Si hay un tipo de barbo al que el carpista le tiene un especial afecto, ese es el comizo; el más voraz y depredador de los barbos que tenemos en la península y dotado de una morfología que hace de él un perfecto cazador, su pesca ha generado y genera una autentica fiebre entre los que practicamos esta modalidad… ¿quién no le ha dedicado tiempo en algún momento de su vida como carpista a tentar a estos bellos ciprínidos?, como todos, nosotros también hemos “sufrido” la necesidad de salir en busca de un buen ejemplar de comizo. Os vamos a indicar nuestra experiencia tras este tipo de barbo.
Habitualmente nos hemos encontrado con comizos más jóvenes y de menor tamaño en aguas poco profundas, formando cardúmenes de un buen puñado de ejemplares; los ejemplares más grandes los hemos conseguido en aguas más profundas y no hemos conseguido capturar muchos ejemplares en la misma jornada, por lo que parece que presentan un comportamiento más solitario.
Las mejores capturas las hemos tenido en pleno invierno, cuando la actividad del barbo es mayor y en particular la del comizo se dispara. Aunque también se suelen capturar en corrientes lentas, la mayoría de nuestras capturas se han producido en embalses y a buena profundidad. Siempre hemos pescado con cebos salados, con resultados muy buenos utilizando el clásico pellet de halibut en grandes tamaños o boilies salados o en base de cañamón, aunque el pez muerto y sobre todo el cangrejo son nuestros cebos favoritos. Una cola de cangrejo, perfectamente empatillada en nuestro hair es un cebo ganador para la captura del comizo, a nosotros nos ha funcionado estupendamente; tenemos una fe ciega en este tipo de cebo de postura, en lo referente a comizos, y por ahora no nos ha fallado, nos ha proporcionado la mayor cantidad de comizos capturados, en comparación con los demás cebos.
No solo la cola, se puede recurrir a ensartar en nuestro hair un cangrejo entero, con pinzas incluidas o incluso un alburno muerto de buen tamaño entero, al que atravesaremos con una aguja larga, y colocaremos sobre el hair, dejando la cola en la zona más cercana al mismo.
Que no os asuste colocar un cebo tan grande, os podemos asegurar que no olvidareis la sacudida que recibirá vuestra postura ante este tipo de cebo si tenéis la suerte de que un buen ejemplar de comizo se interese por ella.
Aprovechad la época invernal para intentar haceros con un buen ejemplar de comizo, es cierto que es una época dura para la práctica del carpfishing, ya que hace más frío, tenemos menos horas de luz y la actividad de las carpas disminuye, pero todas estas circunstancias no hacen otra cosa que favorecer la pesca del comizo, ya que sigue activo, el frio no termina de ralentizar totalmente su metabolismo y al ser un ciprínido primordialmente nocturno, el contar con más horas de oscuridad en invierno, aumenta nuestras posibilidades de éxito.
Cuando hayamos conseguido nuestro ansiada captura, deberemos cuidarla si cabe más, ya que el barbo sufre mucho más que la carpa la ausencia de oxigeno, toda la manipulación y proceso de pesaje y fotografía debe realizarse con la mayor celeridad posible. Tenerlo fuera del agua el tiempo justo, si no es necesario no mantenerlo en el saco de retención y si no hay más remedio que recurrir a su utilización, procurar que la zona de orilla donde lo ubiquemos, tenga la profundidad suficiente y que el ejemplar capturado se mantenga dentro del  saco en  buena posición por sí solo y no se ladee. Al soltarlo no hacerlo sin más y asegurarse que se va en perfectas condiciones oxigenándolo correctamente, mediante  movimientos dentro del agua de adelante a atrás, hasta que sea el propio ejemplar el que solicite su puesta en libertad.
Os animamos encarecidamente a la práctica de la pesca de este sensacional ciprínido, que en cada una de sus violentas arrancadas, conseguirá conquistaros el corazón a base de sacudidas de adrenalina.
Texto: Los Técnicos del Carpfishing

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