El barbo y el carpfishing.
Cuando sale a relucir el término
“Carpfishing” enseguida relacionamos esta palabra con la pesca de
carpas, adhiriéndonos a lo que el propio anglicismo significa, pero no
debemos olvidarnos de otros ciprínidos accesibles desde este tipo de
pesca, y en especial un pez muy importante en esta modalidad: el barbo.
El barbo se distribuye a lo largo de
Europa occidental y central, incluido el valle del Danubio. No habita en
Escandinavia, Dinamarca e Irlanda.
El barbo es pues, un pez autóctono que
habita en nuestro país desde siempre, no así como la carpa, que no
olvidemos que fue introducida hace mucho tiempo; a pesar de ser el barbo
un pez originario de la península, hoy en día, son muchos los lugares
en los que este pez ha ido desapareciendo, siendo el principal problema
la contaminación en nuestros ríos o embalses, la competencia de
especies foráneas y la pérdida de su hábitat original. En nuestras
aguas, habitan diferentes subespecies: Barbus comizo (comizo), Barbus
bocagei (común), Barbus sclateri (gitano), Barbus microcephalus
(cabecicorto), Barbus meridionalis (barbo de montaña), Barbus haasi
(colirrojo), Barbus guiraonis (mediterraneo), Barbus graellsii (barbo de
Graells) , existiendo además una gran población de barbos híbridos
; por desgracia, una de las poblaciones más escasas es la del comizo
,barbo que suele alcanzar las mayores tallas y supone un excelente
trofeo para el carpista, aunque en ciertas zonas sigue habiendo una
buena población de ellos.
El barbo es un ciprínido largo y
esbelto, de forma casi cilíndrica, con el vientre plano, cubierto de
escamas de pequeños tamaños y muy pegadas a la piel, de hocico largo que
utiliza para absorber la comida, posee unos labios gruesos, carnosos y
presenta cuatro barbillones. Es omnívoro.
Su desove es muy conocido y
característico en primavera, remontando los ríos y arroyos, en busca de
zonas de grava poco profundas para realizar sus puestas.
Dejando estos temas aparte, nos centraremos en lo que a su pesca se refiere.
Localización.
El barbo, por norma general, habita en
tramos de corriente moderada (aunque alguna subespecie también se
encuentra en zonas de fuerte corriente y/o montaña), aunque han llegado a
adaptarse a vivir en embalses y lagunas. Normalmente prefieren los
fondos de grava o arena, aunque tampoco es extraño capturarlos cerca de
zonas de algas o con estructuras rocosas que se sirven de cazadero, pues
recordemos que es un pez omnívoro y también desempeña actividades
predatorias (en especial el comizo); también es factible su pesca en
zonas de ligero cieno.
Si queremos realizar una sesión dedicada
a este ciprínido lo primero que haremos será buscar un lugar con una
buena población de esta especie. Los grandes ejemplares de esta especie
suelen estar más activos en invierno, siendo un momento muy propicio
para dedicarnos a su pesca; además la carpa suele reducir mucho su
actividad en esas fechas, por lo que los barbos entraran a los cebaderos
sin ser molestados por ellas (hay que destacar que el barbo, es por
norma general un ciprínido mas asustadizo y cauteloso que su prima la
carpa), aún así, no debemos olvidarnos de su pesca en verano… ¡pues
también tiene que alimentarse!.
Sus horas de mayor actividad es sin duda
durante la noche, la mayoría de los ejemplares grandes que hemos
capturado ha sido por la noche, aunque también es muy buen momento el
atardecer; es por ello también, que el invierno, al tener menos horas de
luz, sea un momento idóneo para la captura del barbo.
El cebo.
Normalmente suelen optar por sabores
salados, y debería ser nuestra primera opción, tanto en base de pescado
como cárnicos, eso sí, no deberemos escatimar en la calidad y
naturalidad de sus ingredientes (nosotros estamos utilizando para su
pesca el boilie K12 de Vital Baits, con muy buenos resultados).
El pellet es un buen cebo para este pez,
hemos pescado zonas que lo toman sin problemas, siendo el cebo
“estrella”, pero en cambio otros escenarios que no lo quieren ni ver y
lo ignoran por completo, es cuestión de probar…
Otras alternativas , además de los cebos
naturales (cangrejos, pez muerto, lombriz, camarones etc…) y los
específicos para el carpfishing (boilies, pellets, masillas, etc…)
pueden ser el queso o incluso el magro de cerdo en conserva o las
comunes salchichas de frankfurt, todos en forma de taco ensartados en el
hair (un excelente método de cebado con queso, aunque algo laborioso,
para su posterior utilización en postura, consiste en la recogida de
piedras planas de la orilla a pescar, sobre las que verteremos queso
fundido, de forma que al enfriase recubra la piedra; posteriormente
arrojaremos estas piedras al pesquil. Los barbos se verán atraídos por
estas piedras, intentando levantar la capa adherida a las mismas,
permaneciendo en nuestro pesquil mientras desarrollamos nuestras
jornadas de pesca. También es factible recubrir nuestro plomo con este
queso fundido). Otros cebos que nos pueden dar resultado son los frutos
silvestres de la zona, higos, moras, etc…, e incluso un bait mesh
confeccionado con aceitunas maduras recogidas en una zona de olivos,
puede darte una grata sorpresa.
Hay que tener en cuenta que su pesca es muy diferente en rio y en embalse.
- Su pesca en ríos:
Nuestra experiencia es que en el rio no
se mueve demasiado en zonas paradas, todo lo contrario, suelen optar por
zonas de corriente y aguas oxigenadas. Como puede ser el cauce donde
hay una corriente importante. También suelen ser zonas productivas los
márgenes donde encuentra refugio y alimento incluso a poca profundidad.
En cuanto a cebos los barbos de rio
(sobre todo los poco pescados) suelen ser muy caprichosos, siendo muy
difícil hacerles entrar al boilie, y es que pensémoslo, ese cebo
redondo, con ese olor tan extraño, un pez que no lo haya visto nunca
será complicado que lo incorpore a su dieta de forma natural. Si
queremos pescarlo con este cebo nos costara algo más, deberemos hacer un
buen cebadero periódico mezclando boilies, semillas, pellet y comida
natural hasta que poco a poco lo acepten, o no, ¿quién sabe?...
En estos lugares lo mejor es optar por
cebos naturales: pez muerto (boga, alburno, minitalla…), la típica
lombriz, quisquillas, camarones, cangrejos,… no debe de asustarnos el
tamaño del cebo de postura, por ejemplo, en el caso del cangrejo, no
debemos tener miedo a meterlo entero (pinzas incluidas) pues con la
“trompeta” de este pez no tendrá problemas en absorberlo.
El cebado, es un tema muy complicado, lo
primero no existe un cebadero para barbos, si en las aguas que pescamos
tenemos carpas, éstas entrarán a comer seguramente mucho antes que
nuestro "objetivo”, ya que estos peces son muy recelosos, normalmente no
suelen entrar a comer al cebadero y si lo hacen, no permanecen en él
durante mucho tiempo, dedicándose a entrar y salir continuamente,
alimentándose en la periferia del mismo, lo más alejado posible de la
vorágine alimentaria que producen las carpas.
Una buena opción es pescar con varias
cañas fuera de nuestro cebadero y mucho mejor si lo hacemos utilizando
montajes lo más discretos posibles (una muy buena opción es el
fluorocarbono).
No debemos olvidarnos de las semillas,
aunque creamos que no es su cebo favorito hay zonas que las toman y muy
bien… (no hace mucho un barbo nos dejó en el saco de retención un buen
puñado de cascaritas de maíz…) hay que tener en cuenta la fuerza de la
corriente, tanto a la hora del cebado, como en la presentación de
nuestra postura, ya que con fuerte corriente, cebado y postura se verán
desplazados de la zona elegida.
- Su pesca en embalses:
En estas circunstancias, el barbo
presenta un comportamiento más parecido al de nuestras amigas las
carpas; también decir que depende del embalse, pero normalmente suele
ser así.
Su actividad depende mucho de la
oxigenación del agua, un periodo de fuerte viento o una tormenta
repentina, oxigena el agua y activa sus ganas de alimentarse.
Pueden estar en grandes profundidades
tanto en invierno como en verano, así que puede ser una opción buscarlos
en los embalses a muchos metros, no es una locura pescar a 20 metros.
En estos lugares si podremos tentarlos
con nuestros boilies y pellets ya que seguramente hayan caído gran
cantidad de ellos en sus aguas y el pez se habrá acostumbrado a estos
cebos; en estos escenarios más pescados, puede darnos fruto cambiar de
estrategia, apartar los boilies salados y probar boilies dulces (el
aroma de fresa suele dar buenos resultados), o incluso bolies en mezcla
salada-dulce, realizados en base de harinas de pescado aderezados con un
aroma afrutado (una excelente opción es el O-ro de Vital). Si no
responden a este tipo de cebos volveremos a recurrir a la pesca con
cebos más naturales, como hemos comentado en su pesca en río.
En el cebadero, por lo tanto, podremos
meter nuestros cebos favoritos, boilies, pellets, etc…, teniendo en
cuenta que si en la zona también tenemos carpas pequeñas, evitaremos las
semillas, engodos y demás, ya que se nos meterían en el cebadero y no
es nuestro objetivo.
Montajes:
Como hemos dicho anteriormente, son peces muy recelosos y cautelosos…
Utilizaremos los montajes más discretos
que nos sean posibles, pero si tenemos enganches en la zona, nos veremos
obligados a pescar con materiales más fuertes, ya que el barbo es un
pez muy bravo con una primera carrera rápida y potente, que no dudará en
buscar refugio en zona de enganches; después de esta impresionante
“carrera” deberemos estar muy atentos, puede aparentar rendirse o puede
venir a toda velocidad a nuestra orilla y allí sorprendernos con alguna
que otra alocada embestida.
Al alimentarse el barbo absorbe y
expulsa mucha cantidad de agua y con más fuerza que la carpa, sabiendo
esto deberemos adaptarnos, modificando ligeramente nuestros montajes.
Lo más conveniente son utilizar montajes
rígidos y anzuelos amplios que sean más difícil de expulsar.
Contradictoriamente a pesar de lo recelosos que son, les gustan los
cebos grandes de postura y nuestro montaje preferido es un doble boilie,
con él hemos tenido más y mejores capturas. Los bajos deben ser algo
más largos de lo normal, salvo cuando pesquemos con cebo natural ya que
puede ser ingerido de forma muy profunda con el correspondiente
problema.
La magia del Comizo.
Si hay un tipo de barbo al que el
carpista le tiene un especial afecto, ese es el comizo; el más voraz y
depredador de los barbos que tenemos en la península y dotado de una
morfología que hace de él un perfecto cazador, su pesca ha generado y
genera una autentica fiebre entre los que practicamos esta modalidad…
¿quién no le ha dedicado tiempo en algún momento de su vida como
carpista a tentar a estos bellos ciprínidos?, como todos, nosotros
también hemos “sufrido” la necesidad de salir en busca de un buen
ejemplar de comizo. Os vamos a indicar nuestra experiencia tras este
tipo de barbo.
Habitualmente nos hemos encontrado con
comizos más jóvenes y de menor tamaño en aguas poco profundas, formando
cardúmenes de un buen puñado de ejemplares; los ejemplares más grandes
los hemos conseguido en aguas más profundas y no hemos conseguido
capturar muchos ejemplares en la misma jornada, por lo que parece que
presentan un comportamiento más solitario.
Las mejores capturas las hemos tenido en
pleno invierno, cuando la actividad del barbo es mayor y en particular
la del comizo se dispara. Aunque también se suelen capturar en
corrientes lentas, la mayoría de nuestras capturas se han producido en
embalses y a buena profundidad. Siempre hemos pescado con cebos salados,
con resultados muy buenos utilizando el clásico pellet de halibut en
grandes tamaños o boilies salados o en base de cañamón, aunque el pez
muerto y sobre todo el cangrejo son nuestros cebos favoritos. Una cola
de cangrejo, perfectamente empatillada en nuestro hair es un cebo
ganador para la captura del comizo, a nosotros nos ha funcionado
estupendamente; tenemos una fe ciega en este tipo de cebo de postura, en
lo referente a comizos, y por ahora no nos ha fallado, nos ha
proporcionado la mayor cantidad de comizos capturados, en comparación
con los demás cebos.
No solo la cola, se puede recurrir a
ensartar en nuestro hair un cangrejo entero, con pinzas incluidas o
incluso un alburno muerto de buen tamaño entero, al que atravesaremos
con una aguja larga, y colocaremos sobre el hair, dejando la cola en la
zona más cercana al mismo.
Que no os asuste colocar un cebo tan
grande, os podemos asegurar que no olvidareis la sacudida que recibirá
vuestra postura ante este tipo de cebo si tenéis la suerte de que un
buen ejemplar de comizo se interese por ella.
Aprovechad la época invernal para
intentar haceros con un buen ejemplar de comizo, es cierto que es una
época dura para la práctica del carpfishing, ya que hace más frío,
tenemos menos horas de luz y la actividad de las carpas disminuye, pero
todas estas circunstancias no hacen otra cosa que favorecer la pesca del
comizo, ya que sigue activo, el frio no termina de ralentizar
totalmente su metabolismo y al ser un ciprínido primordialmente
nocturno, el contar con más horas de oscuridad en invierno, aumenta
nuestras posibilidades de éxito.
Cuando hayamos conseguido nuestro
ansiada captura, deberemos cuidarla si cabe más, ya que el barbo sufre
mucho más que la carpa la ausencia de oxigeno, toda la manipulación y
proceso de pesaje y fotografía debe realizarse con la mayor celeridad
posible. Tenerlo fuera del agua el tiempo justo, si no es necesario no
mantenerlo en el saco de retención y si no hay más remedio que recurrir a
su utilización, procurar que la zona de orilla donde lo ubiquemos,
tenga la profundidad suficiente y que el ejemplar capturado se mantenga
dentro del saco en buena posición por sí solo y no se ladee. Al
soltarlo no hacerlo sin más y asegurarse que se va en perfectas
condiciones oxigenándolo correctamente, mediante movimientos dentro del
agua de adelante a atrás, hasta que sea el propio ejemplar el que
solicite su puesta en libertad.
Os animamos encarecidamente a la
práctica de la pesca de este sensacional ciprínido, que en cada una de
sus violentas arrancadas, conseguirá conquistaros el corazón a base de
sacudidas de adrenalina.
Texto: Los Técnicos del Carpfishing