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viernes, 22 de febrero de 2013

CEBOS

Cebos.


Los cebos son la parte más importante de un buen día de pesca. Pues si bien es importante también la técnica de pesca a usar, o el engodo, en un buen día de verano, con solo un trozo de sedal, una pequeña bollita nos bastará para pescar, pues existen infinidad de días en donde el pez está tan activo y hambriento que no nos se hará necesario ni el cebado.

Principalmente la clasificación del cebado es en naturales o artificiales, aunque también podemos diferenciar entre los naturales los vivos  y muertos (tipo masilla).
En este apartado trataremos únicamente de los artificiales, tanto vivos como muertos, pues los cebos artificiales (vinilo, cucharillas, peces y moscas artificiales) son de escasa validez para la captura de ciprínidos, principalmente porque esta especie es meramente detritívora, y no carnívora o depredadora, salvo ciertas moscas artificiales.
Cebos naturales.
Lo que habitualmente llamamos asticot no es más que la larva de la mosca de la carne. Mide de 8 a 15 mm. y es de color blanco sucio, aunque se pueden colorear si los introducimos en un receptáculo con serrín tintado. Es unos de los cebos más usados, sobre todo en la pesca de pequeños peces. Su conservación es posible bajo temperaturas de 1 a 2 grados, en serrín para evitar que su roce aumente la temperatura y acelere el paso a estado de crisálida. 
asticot
Pueden también usarse para el cebado arrojando pequeños puñados al lugar de la pesca o a donde se supone que puede arrastrarlos la corriente. Muy adecuado para ciprínidos.
Existen otro tipo de gusanos, como la oruga de la madera, la larva de la miel o en general de los insectos que pueblan la zona de pesca. Su utilización y características son muy similares a las del asticot.
gusanos
Bueno, qué se puede decir del cebo por excelencia, que vale igual para un roto que para un descosido. Pocas especies (yo diría que ninguna) se substraen a la atracción que ejerce este anélido de color rojizo, de entre 4 y 20 cms., que para más inri se retuerce tan tentadoramente en el anzuelo una ver arrojado al agua. Se encuentran enterradas en tierra húmeda o estiércol, y su flexibilidad y resistencia permite anzuelarlas de muy diferentes maneras sin miedo a perderlas en el lanzamiento.
lombriz
Hay un grupo de cereales, legumbres y verduras que una vez cocidos o al natural resultan de mucha utilidad para capturar grandes carpas y barbos, o escurridizas tencas. Tenemos el maíz dulce, el haba cocida, el trigo, los cañamones, la patata cocida, etc. Se anzuelan de uno en uno o por grupos de varios, pudiendo estar teñidos de sabores tan dispares com la fresa o el chocolate. Con algunos derivados de ellos, tal que el pan, se pueden elaborar unas masillas bastante aceptables y tentadoras, impregnadas con aceite sin usar o, como yo hago con buenos resultados, con aceites de freír alimentos como pescados o carne.
maiz
Masilla de almendras.
Para elaborarla necesitamos:
Ingredientes: 
-         100 grs. de almendra agria.
-         Leche.
-         Harina.
-         Pan rallado
-         1 huevo.
  
Preparación:   
            Se muelen las almendras, y se hecha en un recipiente, al que se le va añadiendo leche, hasta conseguir una pasta no muy espesa, después añadimos harina y pan rayado, siempre moviendo y consiguiendo la masa deseada, y posteriormente añadimos el huevo batido y dándole unas vueltas, ya la tenemos lista para pescar.

Masilla corriente.
Aquí explicaremos la masilla que más se usa al menos en Andalucía con resultados más que probados durante muchísimos años.
Ingredientes:
  • Pan (se recomienda rallado para que sea uniforme).
  • Agua
  • Aceite
  • Edulcorante (azucar, miel o sacarina liquida o en polvo)
  • Colorante (hay quien lo prefiere sin él, pero se suele usar al amarillo).
Preparación:
    Poner el pan rallado en un recipiente, al que iremos añadiendo el agua, hasta que quede una masa mas o menos compacta, y se amasa durante unos quince minutos para que desaparezcan cualquier clase de grumos o pan seco. Posteriormente se le añade el colorante, si lo desea, y después el edulcorante, se sigue amasando, para que de forma uniforme tome todos los ingredientes. Por último se añade aceite, que nos servirá de impermeabilizador, para que la masilla no se reblandezca. Y ya está preparada
Aunque esta es la forma más tradicional de realizarse, existen multitud de variantes, si tú, lector, conoces alguna, escríbenos y la publicaremos.

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